Hoy me paré a recordar cómo eran las cosas antes de que todo se volviese tan complicado. Una sonrisa era solo una sonrisa, un error solo un error... ¿por qué ahora todo parece conducirnos a una cadena sin fin de dicha y desdicha? ¿Por qué los pensamientos turbios solo desaparecen cuando dejas de pensar y no eres consciente de lo que a tu alrededor se ha ido creando, preparado para atacarte cuando seas débil y no puedas encontrar las fuerzas necesarias para luchar? Y aunque a menudo parezca mentira, son las pequeñas cosas las que ayudan a ver la vida un poco más sencilla, la risa de la persona que más daño te podría hacer, las primeras notas de esa canción que siempre ha estado ahí para consolarte... ¿qué seríamos sin estas cosas? Tan solo simples robots a la espera de un gran éxito, de una gran vida, de un gran futuro, pero que jamás sabrán apreciar el presente. ¿Por qué será que todos esos momentos se empeñan en esconderse cuando realmente los necesitamos, como si fueran la píldora que nos cure de la enfermedad de la tristeza, el enfado, la decepción, dejándonos indefensos ante el mundo?